Clásicos o Fiascos: Quake

Pese a ser un pionero en los gráficos tridimensionales en el género de disparos en primera persona, o quizá debido a ello, es punta de lanza del diseño.


Confía plenamente en su amplio domnio del espacio y la solidez. El juego se zambulle en rompecabezas saltarines, una zona secreta, y es incluso capaz de multiplicarse en un inverosímil escenario de combates mortales.


De hecho, si se escogen un par de docenas de niveles, uno se da cuenta de que la ruta no es un recorrido lineal, sino una furibunda lección de baile.

Cuenta la leyenda que en vida estos zombies eran "stripers" o_O

Los imponentes ángulos de Quake, cincelados en la roca o forjados en meta, son únicos, embrujados por los fantasmas de los juegos en que se podría haber convertido mientras los apasionados ingenieros de id Software (responsables de otra barrabasada: Doom) se debatían entre los juegos de rol de fatasía y los de ciencia ficción. Fue el instigador de un nuevo tratamiento visual y su opresiva monotonía está salpicada de arte e intercionalidad. Sus zonas desconectadas rebosan de sentido espacial y de cautivadores detalles encallados en negruras apabullantes: bóvedas rematadas con cruces plateadas, un Jesucristo de metal (que hizo saltar a tu mamá por aquel entonces) repujado y osarios con ventanas de apocalípticas vidrieras.

Aunque no lo creas, esto se veía impresionante por aquellos tiempos.

Y todo ello junto a una de las grandes colaboraciones entre diseñador y compositos. El paisaje musical creado por Trent Reznor, el líder de los Nine Inch Nails, resulta ensordecedor, empalagoso y despiadado, muy apropiado para la textura del juego. Las pistas auditivas previenen de los peligros y de los enemigos con tanta eficacia que se puede jugar a ciegas, o cegado por el pánico ante el misterio de sus jaulas de lucha. Los numerosos puntos fuertes de Quake y de sus dos versiones posteriores quedan avalados por los más de cuatro millones de copias vendidas.



"Sonrisas sanas, dientes felices."

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